Pressroom  >  Press Releases  >  Nuevo informe: Desmonte ilegal para agricultura comercial responsable de la mitad de la deforestación en los trópicos
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Nota del Editor: El informe completo, así como los materiales complementarios están disponibles en: https://www.forest-trends.org/publications/consumer-goods-and-deforestation/

WASHINGTON, DC (11 de septiembre de 2014). Un nuevo análisis exhaustivo publicado hoy informa que casi la mitad (49%) del total de la deforestación reciente en los trópicos es el resultado del desmonte ilegal para agricultura comercial. El estudio también revela que cera de la mitad de esta destrucción ilegal fue impulsada por la demanda extranjera de materias primas, incluyendo el aceite de palma, carne, soya y productos de la madera. Además de los impactos devastadores sobre las personas dependientes de los bosques y sobre la biodiversidad, la conversión ilegal de los bosques tropicales para agricultura comercial se estima que genera 1.47 gigatoneladas de carbono cada año, equivalente al 25% de las emisiones anuales derivadas de combustibles fósiles de la UE.

“Hemos sabido que la producción de materias primas agrícolas es una fuerza principal que impulsa la deforestación, pero este es el primer informe que demuestra el papel descomunal que desempeñan las actividades ilegales en la producción de cientos de productos alimenticios y del hogar consumidos en todo el mundo”, manifestó Michael Jenkins, Presidente y CEO de Forest Trends, una ONG con sede en Washington que publicó el informe.

“El aumento en la producción agrícola será necesario para la seguridad alimentaria y para satisfacer la demanda de la emergente clase media mundial. Sin embargo, el mundo también debe despertar a la magnitud del volumen de dicha producción agrícola que está teniendo lugar en tierras ilegalmente desmontadas. Se necesitan medidas urgentes en los países donde se cultivan estos productos, para ayudar a los gobiernos a hacer cumplir sus propias leyes y reglamentos, y ayudar a las empresas a cultivarlos de forma legal y sostenible”.

Según el estudio, Bienes de consumo y deforestación: un análisis de la magnitud y la naturaleza de la ilegalidad en la conversión del bosque a agricultura, el 90% de la deforestación en Brasil de 2000 a 2012 fue ilegal, principalmente debido a que no se conservó un porcentaje de los bosques naturales en las operaciones ganaderas y plantaciones de soya a gran escala, tal como lo exige la ley brasileña. (Gran parte ocurrió antes de 2004, cuando el gobierno de Brasil tomó medidas para reducir exitosamente la deforestación). En los bosques de Indonesia, el 80% de la deforestación fue ilegal, sobre todo para grandes plantaciones de aceite de palma y madera, 75% de los cuales son para la exportación. Mientras que otros países también experimentan altos niveles de deforestación ilegal, Brasil e Indonesia producen el más alto nivel de materias primas agrícolas destinadas a los mercados mundiales, muchos de los cuales se usan en la fabricación de cosméticos o artículos para el hogar (aceite de palma), alimento para animales (soya), y empaques (productos de la madera).

La deforestación ilegal es también desenfrenada en la mayoría de los demás países de Asia, Latino América y África donde se están perdiendo grandes extensiones de bosque tropical. Entre los ejemplos están:
• En Papúa Nueva Guinea, millones de hectáreas de bosque recibieron licencias ilegales ser talados en los últimos años; una investigación parlamentaria reciente en el país reveló que el 90% de estas licencias fueron emitidas por medios corruptos o fraudulentos.
• En Tanzania, los bosques han sido arrasados ilegalmente para dar paso a la jatrofa, una planta utilizada para producir biocombustibles.
• En Camboya y su vecino Laos, se han emitido licencias en años recientes para plantaciones de hule a gran escala y otras plantaciones agrícolas cubriendo millones de hectáreas de bosques remanentes. Se ha descubierto que la mayoría de estas licencias y desarrollos son ilegales.
• En Bolivia, la soya (75% de la cual es exportada) es el motor principal detrás de la deforestación ilegal en la sección amazónica de este país.

En la mayoría de los casos, las empresas que desmontaron ilegalmente los bosques para estos cultivos contaban con algún tipo de permiso del gobierno. Sin embargo, el informe señala que también muy a menudo dichos permisos fueron emitidos de manera corrupta o fraudulenta; faltaban permisos y licencias adicionales requeridas; o las empresas violentaron las leyes al desmotar y sembrar, causando impactos negativos significativos sobre el ambiente y los derechos de las poblaciones locales que han vivido en estos bosques durante generaciones y que dependen de ellos para su alimentación e ingresos.

“En todo el trópico, las empresas están sobornando a funcionarios para obtener permisos, pisoteando los derechos legales o consuetudinarios de los pueblos indígenas y otras comunidades dependientes de los bosques, desmontando más bosque de lo que se les permite, y causando contaminación y devastación ambiental al burlarse de la ley” expresó Sam Lawson, autor del informe.

La agricultura de exportación es un impulsor clave de la deforestación ilegal
Según el informe, el comercio internacional de materias primas agrícolas (carne, cuero, soya, aceite de palma y productos de madera, incluyendo el papel) producidos en tierras donde ilegalmente se cortó el bosque tropical, se estima que asciende a 61 mil millones de dólares al año. La Unión Europea, China, India, Rusia y Estados Unidos están entre los mayores compradores de estas materias primas.

En general, las exportaciones de materias primas agrícolas cultivadas en tierras ilegalmente desmontadas ocasionaron el 25% de toda la deforestación tropical entre 2000 y 2012. El estudio estima que casi el 40% de todo el aceite de palma, 20% de toda la soya, casi el 33% de la madera tropical, y 14% de toda la carne comercializada internacionalmente procede de tierras que han sido deforestadas ilegalmente. Casi una quinta parte (17%) de la carne brasileña, 75% de la soya brasileña, y 70-80% del aceite de palma y plantaciones de madera y pulpa de Indonesia fueron destinadas a los mercados extranjeros.

“El equivalente de cinco campos de fútbol de bosque tropical se destruye cada minuto para suministrar estas materias primas de exportación”, manifestó Lawson, y señaló que las cifras del informe fueron obtenidas usando estimaciones conservadoras basadas en violaciones documentadas que tuvieron un impacto significativo. “Realmente hay pocos productos en los supermercados que no está potencialmente afectados por este problema”, agregó.
Un problema creciente Mientras que el estudio destaca el reciente éxito de Brasil en reducir la deforestación ilegal, el informe también advierte que el problema de la deforestación ilegal para la producción de materias primas destinadas a la exportación se está expandiendo ahora a nuevas áreas de los trópicos donde las tasas de deforestación han sido tradicionalmente bajas, y que las mismas ilegalidades observadas en otros lugares se están repitiendo. En la cuenca del Congo, por ejemplo, dos de los tres mayores nuevos proyectos de palma aceitera actualmente en desarrollo han sido encontrados responsables de funcionar de manera ilegal; uno de estos proyectos, en la República del Congo, duplicará la tasa de deforestación de dicho país.

Acción necesaria
El informe documenta fallas de gobernabilidad que socavan los esfuerzos generales para abordar la deforestación tropical como las iniciativas del sector privado para producir materias primas sostenibles y los esfuerzos de los países con bosques tropicales para reducir la deforestación legal. Mientras que la reciente oleada de compromisos de “cero deforestación”, asumidos por las principales empresas de materias primas de consumo involucradas en la producción, comercio o consumo de materias primas pertinentes, son dignos de aplauso, en última instancia, las ilegalidades relacionadas con la agricultura de consumo y las plantaciones madereras sólo pueden ser plenamente abordadas por los gobiernos, y los esfuerzos voluntarios para ir más allá de la legalidad se verán frenados al tener que competir con productos ilegalmente producidos.

“Si no hay inversión en gobernabilidad, nuestras inversiones colectivas para detener la deforestación y promover el manejo forestal fracasarán”, concluyó Jenkins. “Las empresas responsables y los grupos ambientalistas y de derechos humanos probablemente apoyarán los procesos para reformar las leyes y regulaciones complejas, contradictorias y poco claras que rigen actualmente los sectores forestales y agrícolas. Este es un paso crítico, así como lo es el mejoramiento de la aplicación y cumplimiento de la legislación nacional e internacional. Todo esto debe ser priorizado a fin de hacer realidad los compromisos mundiales para detener la deforestación tropical”.

El informe incluye una serie de recomendaciones para los países que producen e importan materias primas agrícolas, así como las corporaciones e inversionistas en el comercio de materias primas, en cuanto a la mejor manera de abordar los problemas destacados. El informe aconseja a los países productores, por ejemplo, a simplificar y armonizar las leyes y reglamentos contradictorios, incluyendo los relativos al uso del suelo y seguridad de la tenencia de los pueblos indígenas y otras comunidades locales a fin de reducir los conflictos. Afirma que los gobiernos deben hacer cumplir las leyes y responsabilizar a las empresas que invierten en estos países. Otro conjunto de recomendaciones hace un llamado a la acción a los gobiernos de los países importadores de las materias primas en cuestión.

El informe señala que se pueden aprender importantes lecciones de iniciativas exitosas anteriores en la lucha contra el comercio de madera de origen ilegal. Los países productores, en particular aquellos desarrollando acuerdos comerciales con la UE (AVA FLEGT) – están esclareciendo los marcos reglamentarios que mejoran su capacidad para demostrar la legalidad de los productos de madera ante sus ciudadanos. Los países consumidores están instituyendo medidas demostradas que apoyan la aplicación de las leyes y reglamentos de los mismos países productores, incluyendo el desarrollo de legislación para la importación comercial (como el Reglamento de la Madera de la UE), políticas de adquisición pública y estándares de inversión. Sin embargo, se ha hecho muy poco análisis hasta la fecha sobre cómo se podrían aprovechar mecanismos similares para las materias primas agrícolas a fin de lograr el cumplimiento de las leyes, apoyar las políticas de uso sostenible de la tierra y aumentar la transparencia.

“El actual acceso sin restricciones a los mercados internacionales para las materias primas provenientes de tierra desmontada ilegalmente está socavando los esfuerzos de los países tropicales para hacer cumplir sus propias leyes”, concluyó Lawson. “Los países consumidores tienen la responsabilidad de ayudar a detener este comercio”.

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Forest Trends es una organización sin fines de lucro con sede en Washington D.C. creada en 1999 por líderes de organizaciones de conservación, empresas de productos forestales, grupos de investigación, bancos multilaterales de desarrollo, fondos de inversión privados y fundaciones filantrópicas. Su misión es cuádruple: ampliar el valor de los bosques para la sociedad; promover la gestión forestal sostenible y la conservación creando y capturando valores de mercado para los servicios ambientales; apoyar proyectos y empresas que están desarrollando estos mercados; y mejorar los medios de subsistencia de las comunidades locales que viven dentro y alrededor de los bosques. Lo hace analizando temas estratégicos de mercado y de política, catalizando conexiones entre productores con visión avanzada, comunidades e inversionistas, y desarrollando nuevas herramientas financieras para ayudar a que los mercados funcionen para la conservación y las personas. El enfoque de Forest Trends integra las dimensiones fundamentales de ecología, economía y equidad, ya que nuestra meta es tener un impacto a una escala significativa a nivel mundial y para un conjunto diverso de actores.